La Cámara de Cuentas implica a Griñán y Chaves en la financiación irregular de los ERE
Advierte de que el actual presidente autorizó desvíos al «fondo de reptiles» que «no se ajustan» a las normas de la Junta
Día 28/05/2012 - 01.35h
La Cámara de Cuentas apunta con munición pesada a la cúpula del Gobierno andaluz en el caso de los ERE. La responsabiliza directamente de la financiación irregular del fondo para subvencionar a empresas en crisis. En un avance de una auditoría monográfica sobre los ERE, que aún está pendiente de aprobar el pleno del órgano fiscalizador, éste da un nuevo giro de consecuencias inquietantes para el presidente de la Junta, José Antonio Griñán: advierte del incumplimiento de la ley por parte de éste cuando era consejero de Economía y Hacienda (2004/2009) a la hora de desviar dinero al «fondo de reptiles»,
que sirvió para subvencionar a prejubilados incluidos en ERE de
empresas donde nunca habían trabajado y a empresarios cercanos al PSOE y
a la Junta. El estudio, al que ha tenido acceso ABC, cuestiona dos
modificaciones presupuestarias autorizadas y firmadas por él como
responsable político de las finanzas en el Gabinete de Manuel Chaves.
Pero también pone bajo sospecha una docena de operaciones del mismo
tipo que, al superar el tope de 3 millones de euros, pasaron por el
filtro del Consejo de Gobierno en la etapa de Chaves.
Catorce modificaciones
Los
auditores de la Cámara de Cuentas no hacen distinciones y ponen en
entredicho las catorce modificaciones presupuestarias analizadas, que ascendieron 101.242.865,84 euros,
autorizadas entre 2001 y 2010. Señalan que, aunque los desvíos
presupuestarios contaran con informes favorables de la Intervención
General –que dependía de Griñán—, tanto el actual presidente andaluz
como responsable único de aumentar dos veces la partida 31-L, como el Ejecutivo en bloque, violentaron las reglas de juego administrativo
utilizando el sistema de transferencias de financiación para repartir
subvenciones millonarias entre empresas. Es el mismo argumento que
esgrimió la Intervención General en tres informes entre 2005 y 2007 que
los responsables autonómicos nunca tuvieron en cuenta: el procedimiento,
que consistía en desviar los pagos a través de la agencia autonómica IDEA (antiguo IFA), no era el «adecuado».
La
Cámara de Cuentas, un órgano fiscalizador de extracción parlamentaria,
avala la teoría de la Intervención: «Pese al cumplimiento de los
trámites e informes preceptivos, y a la exposición concreta en cada
expediente de los fines que se persiguen y de las alteraciones que se
producen en los presupuestos del IFA/IDEA […], el Consejo de Gobierno y el Titular de la Consejería de Hacienda
han autorizado a lo largo del periodo 2001 a 2010, modificaciones de
créditos que no se ajustan a las previsiones normativas en materia
presupuestaria y contable de la Junta». En una década, la Junta
aumentó en 125,87 millones de euros los créditos iniciales de la
partida 31-L para empresas en crisis, lo que supone un 24% más de la
cuantía presupuestada.
La
auditoría, que circunscribe su análisis a aspectos contables –la
responsabilidad penal la determinará el juzgado—, tiene una enorme
trascendencia para la investigación, pues afianza la teoría trazada por
la juez que investiga el fraude, Mercedes Alaya,
quien considera ilegal no sólo la constitución del «fondo de reptiles»
sino el procedimiento de pago establecido para las ayudas. Atendiendo a
esta hipótesis, la magistrada ha puesto en su punto de mira en sucesivos
autos al Consejo de Gobierno por aprobar modificaciones presupuestarias saltándose los filtros legales.
Desmonta la defensa
A
su vez, el informe desmonta la defensa jurídica mantenida hasta ahora
por la Junta para sacudirse sus responsabilidades en la gestión de los
ERE. El propio Griñán alegó recientemente que los cambios
presupuestarios «se hicieron con la autorización de la Intervención General de la Junta de Andalucía
y, por tanto, conforme a la legislación vigente». La Cámara advierte
ahora de que tales informes no eran suficientes, como tampoco la
coartada de que el programa 31-L se financiaba con presupuestos aprobados por el Parlamento andaluz.
La
auditoría, que fue encargada por el propio Gobierno andaluz en la
pasada legislatura a modo de cortafuegos para frenar la onda expansiva
que provocó el escándalo de los ERE,
actúa como una bomba de relojería. Se vuelve en contra de quienes lo
encargaron, porque implica en el procedimiento ilegal que dotó durante
diez años con 647 millones de euros a la partida 31-L, que dio pie al
fraude de los ERE, tanto al actual presidente de la Junta y su antecesor
en el cargo, Manuel Chaves, como a todos los altos cargos que tomaron
parte en los Consejos de Gobierno que durante una década avalaron el método de las transferencias de financiación.
Por ley, éstas deberían haberse destinado a gastos de funcionamiento de la agencia IDEA
en lugar de desviarse al pago de ayudas sin justificación a priori ni a
posteriori y, en ocasiones, hasta sin solicitud previa. La Junta
debería haberlas canalizado como subvenciones excepcionales. Pero esta
fórmula exigía un control más riguroso de los gastos al que no estaba
dispuesta. Así, la Cámara de Cuentas concluye que «los créditos que se
modifican —Transferencias de Financiación—
no se corresponden con la naturaleza económica de los gastos
propuestos». Es decir, que no se pueden destinar al pago de
prejubilaciones para garantizar la «paz social» amenazada por las
continuas crisis industriales, objetivo de la partida 31-L de la Consejería de Empleo.
La
auditoría avisa de que las operaciones presupuestarias deben tener la
conformidad de la Dirección General de Presupuestos o el informe
favorable de la Intervención General de la Junta. Unos requisitos que se cumplen en doce expedientes,
«salvo en dos casos». En la mayoría de las modificaciones se justifica
el aumento del dinero para los ERE en la necesidad de «atender
necesidades derivadas de prejubilaciones, expedientes de regulación de
empleo y proyectos de viabilidad de pequeñas, medianas y grandes
empresas».
En
los últimos meses, el PP ha hecho públicas modificaciones
presupuestarias comprometedoras para el presidente. El 26 de mayo de
2011, el líder del PP-A, Javier Arenas,
desveló en un Pleno del Parlamento la primera operación elevada por
Griñán al Consejo de Gobierno, en noviembre de 2007, por la que se
restaron 7,44 millones a varias partidas para proyectos de empleo y
cursos de formación para «inflar» el «fondo de reptiles». La Junta
defendió que tales operaciones no eran ilegales.
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