Andalucía
«¿Qué pasa con lo mío?»
Empresarios, sindicalistas y alcaldes socialistas llamaban a diario a la Junta para interesarse por las ayudas de los ERE
Día 06/06/2012 - 07.29h
Cuando la ayudante de la secretaria del director general de Trabajo de
la Junta de Andalucía descolgaba el teléfono, la pregunta más repetida
al otro lado del auricular era «¿qué pasa con lo mío?». Lo cuenta Rocío Sayago Gómez a
dos agentes de la Guardia Civil en Sevilla durante su declaración el
pasado 22 de febrero en calidad de imputada en la trama de los ERE
fraudulentos. Sayago Gómez conocía a las personas beneficiarias de las
subvenciones directas a empresas y ayudas sociolaborales por su trabajo
como adjunta a Ángeles Gala, la secretaria del exdirector de Trabajo Francisco Javier Guerrero —en
prisión sin fianza desde el 9 de marzo—. Éste consistía en coger las
llamadas telefónicas, tomar nota del número de teléfono, el nombre de la
persona y una razón escueta que comunicaba a la secretaria para que
ésta decidiese si la llamada se pasaba a su jefe. Como revela ABC, Rocío
Sayago incluso aportó a la Guardia Civil un documento manuscrito de
tres folios firmado por ella y su letrada donde hace un listado de las
personas y empresas que, a través de ella, trataron de contactar por
teléfono con Guerrero para conocer el estado de tramitación de las
ayudas prometidas con cargo al «fondo de reptiles» o la partida 31-L
para empresas en crisis o bien para pedirle una entrevista. Guerrero repartió 456 millones de euros en prejubilaciones y 59 como subvenciones directas a empresas entre 1999 y 2008.
Había días en que el teléfono de la Dirección de Trabajo se colapsaba. Empresarios, sindicalistas, intermediarios de ERE… La preocupación era común.
«Había empresas que llamaban y preguntaban “qué pasa con lo mío” o “mi
tema qué”», comenta a la Unidad Central Operativa (UCO) del Instituto
Armado. Sayago dice que se enteró de que se trataba años después, «a
raíz de que los nombres de las empresas han salido en prensa».
En
ocasiones, los interesados acudían a la sede de Trabajo para reunirse
con el exdirector. Entre las empresas que preguntaban por «cómo va lo
mío», la ayudante de la secretaria, que procedía de El Pedroso —el
pueblo del que fue alcalde Guerrero entre 1995 y 1999—, recoge una lista
interminable: el exregidor de Cazalla de la Sierra Ángel Rodríguez de la Borbolla (PSOE),
dueño de Corchos de Cazalla; el exalcalde socialista de Lucena, José
Luis Bergillos, en relación a la fábrica de detergente Bilore; Eduardo
Lora, dueño de la SAT Virgen del Espino y antigua pareja de una ex mujer
del exconsejero José Antonio Viera; el exalcalde de Guadalcanal Carmelo Montero; y Joaquín Llanos, de Refractarios Guadalcanal.
Unos
y otros intentan sacar todo el provecho del que creían ser justos
acreedores. Entre los más impacientes estaba el hermano del expresidente
José Rodríguez de la Borbolla, que incluso llamaba «varias veces al
día», según relata esta trabajadora. José María Sayago, exconcejal de El
Pedroso y exsocio de José Enrique Rosendo —ambos recibieron más de 12
millones en ayudas—, «visitaba con frecuencia» a Guerrero
en su despacho. Miembros de consultoras también llamaban «de forma
constante», como Antonio Albarracín y Jesús Bordallo (Vitalia), o José
González Mata (Uniter), encargado de los ERE de la Faja Pirítica de
Huelva, quien contactaba directamente o a través de su secretaria y «les
pedían “papelitos”», especificó.
Rocío
Sayago se sentía «intimidada» por el chófer y mano derecha de Guerrero,
Juan Francisco Trujillo, que confesó que «la mayor parte del dinero»
que cobró en ayudas lo dedicó «a comprar cocaína» para él y su jefe.
Afirma que éste usaba su ordenador mientras ella desayunaba y entraba al
despacho del director diciendo «aquí no entra ni Dios».
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