¿De qué presume Griñán?
El alto paro y los casos de corrupción limitan las opciones del presidente para disputar la dirección del PSOE a Rubalcaba
Presidente de la Junta de Andalucía, primero por
designación de su antecesor, Manuel Chaves, y en la presente legislatura
por el apoyo de Izquierda Unida tras perder las últimas elecciones
autonómicas frente al PP, José Antonio Griñán se mantiene a la
expectativa de un posible relevo de Alfredo Pérez Rubalcaba
al frente de la Secretaría General del PSOE a nivel Federal. Sin
embargo, las credenciales con las que se presenta Griñán como gestor de
la Comunidad andaluza no son para tirar cohetes.
La crisis que estalló en el año 2007 hundió las expectativas
que tenía Andalucía de salir del atraso secular que ha marcado su
devenir histórico. La fotografía socioeconómica que hoy ofrece la
Comunidad está muy alejada de ese objetivo que décadas atrás hizo
fortuna, cuando se soñó con convertir el territorio andaluz en la
California del Sur de Europa. Nada más lejos de la realidad.
Deuda, déficit, paro, recortes, ajustes y despidos son
términos que han irrumpido de golpe no sólo en la dialéctica de la clase
política sino también en las conversaciones cotidianas del ciudadano de
la calle. Importantes sectores, como el de la construcción privada o la
obra pública se encuentran semiparalizados, mientras que otros, como el
turismo, la agricultura o las energías renovables, a duras penas hacen
de contrapeso. Si el desempleo en algunas zonas es un drama,
en otras ya es una tragedia agravada por los desahucios. Y como guinda,
el despilfarro y los escándalos de corrupción de los últimos años. Es,
en estos momentos, una Andalucía donde sus gobernantes tienen muy poco
de qué presumir, por lo que se antoja complicado presentarla como
modelo. ¿Modelo de qué?
Desoladoras cifras del paro
El desempleo es, con mucho, la principal preocupación de
los andaluces. Las últimas cifras oficiales conocidas son desoladoras.
Uno de cada cuatro parados es andaluz. En la Comunidad autónoma las
personas sin empleo son más de 1.424.000, lo que supone un 35,5 por ciento de la población activa.
Dos provincias, Jaén y Almería, se acercan peligrosamente al 40 por
ciento. En este contexto, los sucesivos planes de empleo «de choque»,
auspiciados por la Administración, se antojan inoperantes.
Sacrificio de infraestructuras
Mientras la construcción en el sector privado está a la
espera de tiempos mejores, a que se disipe los efectos del estallido de
la burbuja inmobiliaria, las inversiones en infraestructuras públicas
descienden año tras año. En los Presupuestos de la Junta de 2013 un 20
por ciento, lo que ha llevado de nuevo la inquietud al colectivo de
empresarios. En los dos últimos años, en el campo de la obra pública se
han cerrado en Andalucía 25.000 empresas y 300.000 trabajadores han perdido su empleo.
Educación ¿una prioridad?
El fracaso y el abandono escolar contradicen el discurso de
la Junta, según el cual la educación es la principal prioridad del
Gobierno andaluz. Porque en la práctica, resulta que históricamente el gasto por alumno en Andalucía es
de los más bajos de España, aproximadamente la mitad del País Vasco. El
resultado de las pruebas de evaluación de carácter internacional, como
el informe PISA, constatan que a la Comunidad autónoma le queda aún un
largo camino por recorrer para salir del estancamiento educativo que
sufre.
Sanidad, ola de recortes
Los presupuestos de la Junta de Andalucía para el próximo año recortan las partidas de Salud y Bienestar Social
en un 10 por ciento, lo que ha sido interpretado por los colectivos
profesionales como el preámbulo de nuevos recortes y un empeoramiento de
la prestación de servicios a los ciudadanos. El Sindicato de Enfermería
Satse ha recordado recientemente que el personal sanitario sufre por
parte de la Consejería un triple recorte: en conceptos variables, en la
base de cotización y en las pagas adicionales de 2013, a lo que se añade
una precarización de los contratos.
La Junta, sobredimensionada
Pese a que la Junta de Andalucía se encuentra
sobredimensionada en materia de personal, más de 20.000 trabajadores
laborales de la «administración paralela» de la Junta
pasaron a formar parte de la estructura de las consejerías con
similares prerrogativas que los funcionarios de carrera, provocando una
polémica que todavía se dirime en los tribunales. La denominada «Ley del
enchufismo» se ha convertido en uno de los principales quebraderos de
cabeza para el actual Gobierno andaluz. En las últimas semanas,
tímidamente, la Junta ha comenzado a rescindir contratos de directivos
primero en la Empresa Pública del Suelo (EPSA), dependiente de la
Consejería de Fomento y Vivienda, y ahora la agencia IDEA, adscrita a la
Consejería de Economía, también ha procedido a reducir su estructura
directiva.
Despilfarro y corrupción
Mercasevilla y su derivación en los ERE fraudulentos,
e Invercaria, casos que todavía se encuentran en el ámbito de la
investigación judicial, han sido hasta ahora algunos de los asuntos que
más han deteriorado la imagen de Andalucía, con la implicación de siete
exaltos cargos socialistas. Uno de ellos, Antonio Rivas, exdelegado de
la Consejería de Empleo en Sevilla, ya sido ya declarado culpable en el
cobro de comisiones ilegales, en el caso Mercasevilla, por un jurado
popular, y se está a la espera de sentencia. Este caso saltó a los
medios al conocerse una grabación en la que dos directivos de la empresa
hispalense presuntamente exigían 450.000 euros a una empresa a cambio
de adjudicarles una escuela de hostelería. Por lo que respecta a los
ERE, los fraudes se detectan al descubrirse falsos prejubilados en los
expedientes de regulación de empleo. El dinero procedía de una partida
de la Consejería de Empleo conocida como «fondo de reptiles». E Invercaria
es una empresa de la Junta que financiaba proyectos con un sistema
similar al de los ERE, de forma arbitraria. Su expresidenta, Laura
Gómiz, dimitió tras conocerse otra grabación en la que daba
instrucciones a un subordinada para, supuestamente, falsear expedientes.
El turismo aguanta el tirón
Andalucía se mantiene como potencia turística y aguanta, aunque sea a duras penas, la crisis. Ha ganado cuota de mercado en
relación al conjunto nacional en el apartado de estancias de viajeros
españoles y extranjeros entre los nueve primeros meses de 2012. Junto
con la agricultura representa la principal baza económica de la
Comunidad. El sector agroalimentario lidera las exportaciones andaluzas y
suponen casi un tercio de las ventas al exterior.
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