La crisis del PSOE desestabiliza la Junta de Andalucía
Las tensiones intestinas del PSOE ya ocasionaron la salida de tres presidentes -Escuredo, Borbolla y Chaves- y podrían volver a provocar la marcha de Susana Díaz
Andalucía ha tenido cinco presidentes en democracia y ninguno de ellos ha abandonado el cargo por
mandato de los andaluces en las urnas. Tres de ellos abandonaron la
Presidencia por orden del PSOE, después de diversos problemas: Rafael Escuredo dimitió tras saberse señalado por González; José Rodríguez de la Borbolla no fue candidato tras perder un pulso interno en el PSOE-A con los guerristas, y Manuel Chaves fue destituido por Rodríguez Zapatero. A José Antonio Griñán le desalojó de San Telmo el escándalo del «caso ERE», y su sustituta, Susana Díaz,
elegida entre otras razones para garantizar un largo mandato al no
estar salpicada por la corrupción, también parece abocada a abandonar la
Presidencia de la Junta para intentar el asalto a La Moncloa.
En definitiva, en estas tres décadas de democracia los
intereses de la comunidad autónoma han tenido poco que ver en las
salidas y entradas de presidentes en la Junta de Andalucía. El dominio
del PSOE en el electorado ha sido tan homogéneo hasta 2012 que la Junta
de Andalucía ha llegado a convertirse en la «reserva espiritual» del
socialismo español, un espacio en el que los asuntos internos del
partido tienen una influencia directa. Las desavenencias intestinas se
convierten en Andalucía en un asunto de Estado, y cuando los resultados
electorales del partido han caido a nivel nacional, el PSOE siempre mira
hacia Andalucía. Así ocurrió en 2000, cuando Joaquín Almunia dimitió
tras el descalabro electoral y fue sustituido por una gestora dirigida
por Manuel Chaves, y así está ocurriendo estos días, cuando la mayor
parte de los socialistas se refiere a Susana Díaz como la única opción
para recomponer un PSOE que Alfredo Pérez Rubalcaba no ha logrado reflotar.
El carácter atípico de las sucesiones presidenciales
en Andalucía queda demostrado por el hecho de que los dos últimos
presidentes —Griñán y Díaz— llegasen al palacio de San Telmo sin pasar
por las urnas, tras las dimisiones de sus antecesores. Si Susana Díaz
afronta a medio plazo, como es muy probable, el reto de ser candidata
del PSOE en las próximas elecciones generales, tendrá que acometerse una
nueva sucesión extraordinaria para la que caben dos opciones: las
elecciones andaluzas anticipadas o la dimisión y relevo por parte de
algún miembro del Gobierno, lo que otorgaría a Andalucía el récord
insólito de tres presidentes sucesivos elegidos sin pasar por las urnas.
Un historial político que, aunque legal, deja en mal lugar la salud
democrática de Andalucía.
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