Cabezera

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lunes, 9 de junio de 2014

La crisis del PSOE desestabiliza la Junta de Andalucía

La crisis del PSOE desestabiliza la Junta de Andalucía

Las tensiones intestinas del PSOE ya ocasionaron la salida de tres presidentes -Escuredo, Borbolla y Chaves- y podrían volver a provocar la marcha de Susana Díaz

Andalucía ha tenido cinco presidentes en democracia y ninguno de ellos ha abandonado el cargo por mandato de los andaluces en las urnas. Tres de ellos abandonaron la Presidencia por orden del PSOE, después de diversos problemas: Rafael Escuredo dimitió tras saberse señalado por González; José Rodríguez de la Borbolla no fue candidato tras perder un pulso interno en el PSOE-A con los guerristas, y Manuel Chaves fue destituido por Rodríguez Zapatero. A José Antonio Griñán le desalojó de San Telmo el escándalo del «caso ERE», y su sustituta, Susana Díaz, elegida entre otras razones para garantizar un largo mandato al no estar salpicada por la corrupción, también parece abocada a abandonar la Presidencia de la Junta para intentar el asalto a La Moncloa.
En definitiva, en estas tres décadas de democracia los intereses de la comunidad autónoma han tenido poco que ver en las salidas y entradas de presidentes en la Junta de Andalucía. El dominio del PSOE en el electorado ha sido tan homogéneo hasta 2012 que la Junta de Andalucía ha llegado a convertirse en la «reserva espiritual» del socialismo español, un espacio en el que los asuntos internos del partido tienen una influencia directa. Las desavenencias intestinas se convierten en Andalucía en un asunto de Estado, y cuando los resultados electorales del partido han caido a nivel nacional, el PSOE siempre mira hacia Andalucía. Así ocurrió en 2000, cuando Joaquín Almunia dimitió tras el descalabro electoral y fue sustituido por una gestora dirigida por Manuel Chaves, y así está ocurriendo estos días, cuando la mayor parte de los socialistas se refiere a Susana Díaz como la única opción para recomponer un PSOE que Alfredo Pérez Rubalcaba no ha logrado reflotar.
El carácter atípico de las sucesiones presidenciales en Andalucía queda demostrado por el hecho de que los dos últimos presidentes —Griñán y Díaz— llegasen al palacio de San Telmo sin pasar por las urnas, tras las dimisiones de sus antecesores. Si Susana Díaz afronta a medio plazo, como es muy probable, el reto de ser candidata del PSOE en las próximas elecciones generales, tendrá que acometerse una nueva sucesión extraordinaria para la que caben dos opciones: las elecciones andaluzas anticipadas o la dimisión y relevo por parte de algún miembro del Gobierno, lo que otorgaría a Andalucía el récord insólito de tres presidentes sucesivos elegidos sin pasar por las urnas. Un historial político que, aunque legal, deja en mal lugar la salud democrática de Andalucía.

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